sábado, 2 de octubre de 2010

LA FORMACIÓN A DISTANCIA

    Generalmente los modelos educativos a distancia se sustentan en tres elementos: los materiales educativos, la asesoría o tutoría de un profesor o especialista en el tema y la evaluación como medio de acreditación. Estos elementos se complementan con: infraestructura administrativa, sistemas de gestión, centros universitarios, fuentes de información, entre otros, que se integran en un modelo pedagógico como un completo y complejo sistema de relaciones orientadas a cumplir el objetivo de educar.

    El profesor, asesor o especialista es el encargado de conducir el proceso, trazando las líneas de aprendizaje que debe seguir el estudiante y proveer de los recursos educativos necesarios; su trabajo se plasma a través del desarrollo de materiales y la asesoría; su participación es vital, ya que de su correcto desempeño depende el éxito del programa, ya sea en términos de asimilación de contenidos, como de niveles de deserción, aprobación de las materias o cursos y la satisfacción del estudiante.

    El estudiante es el centro del modelo educativo, hacia él se encaminan todas las acciones y esfuerzos del docente y  la institución. En un modelo a distancia es necesario tener claro que el estudiante es el protagonista de su propia formación, es él quien, a través de esfuerzo y perseverancia, va alcanzando metas que en conjunto significan su titulación. El carácter autoformativo de los materiales educativos guarda, de forma implícita, la labor del estudiante; su aprendizaje es en gran parte autónomo y autorregulado. Es autónomo debido a que él es quien desarrolla las diferentes actividades, tareas y lecturas de cada sección que comprende la asignatura; es autorregulado, debido a que él es quien marca su propio ritmo de aprendizaje según sus posibilidades de tiempo, distribuyendo la carga de trabajo a lo largo del tiempo, dentro de los plazos previstos.

    La institución, por su parte, es la encargada del sustento académico, legal y de infraestructura de los programas educativos que se ofrecen. Las obligaciones institucionales se pueden agrupar en dos. El primer grupo se refiere a todos aquellos aspectos logísticos, organizacionales, tecnológicos que, en conjunto, constituyen la plataforma necesaria para que el proceso educativo se desarrolle adecuadamente; el segundo grupo está constituido por los aspectos académicos y legales de calidad.

    La armonización de los elementos y los actores del modelo educativo es una tarea compleja. Sobre cada uno de estos elementos y actores influyen varios factores que pueden causar desequilibrios a la hora de operar en conjunto. Los detalles operativos, los académicos y metodológicos tienen gran importancia y significación para el éxito de un programa de educación a distancia. De aquí surge la necesidad de tener claramente definidas funciones y responsabilidades de los actores y especialmente que estos conozcan el modelo y el papel que cumplen. La integración del trabajo de los actores, las facilidades y recursos que presentan los elementos del modelo logran un todo integrado e interrelacionado afectado por un conjunto de variables interdependientes cuya incidencia es fundamental en el desempeño de los demás componentes.

    Es necesario tener claro como docentes de una institución de enseñanza abierta que el modelo que se aplica es centrado en el estudiante y por lo tanto el trabajo del docente se amplia en el sentido de ser un guía, motivador y facilitador; y se limita en el sentido de protagonizar el proceso y considerar al estudiante como un receptor de aquello que se pueda únicamente transmitir. El ser uno de los elementos de un modelo educativo a distancia implica una predisposición del profesor a coordinar que fluya el aprendizaje y los recursos y considerar al estudiante, ya no como un elemento aislado sino como una parte activa de la comunidad educativa “conectado” gracias a las tecnologías.

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